lunes, 9 de agosto de 2010

DISCULPE LAS MOLESTIAS, ¿ES USTED RACISTA?

Con esta pregunta interpeló un celador del hospital “del poniente” a un usuario de urgencias que se oponía a ser atendido por un médico de origen cubano.

Un ciudadano acude al servicio de urgencias del hospital “del poniente” aquejado de una dolencia y solicita que se le examine, exigiendo que sea un médico de este país (médico español) el que le atienda, después de unos breves minutos de discusión el celador le pregunta “¿es usted racista?”

El enfermo le comenta que no, pero que es ciudadano de este país, que paga sus impuestos y que con estos se forma a médicos, ingenieros, maestros, y que quiere el fruto de sus impuestos, ser atendido por profesionales que han sido formados en universidades españolas y no por personas a las que puede habérseles dado el titulo por ser “militantes de un partido político”; y así quedó contestada la pregunta, dejando un silencio vacío y frío en la sala.

Lo cierto es que en este país ocurren cosas para analizar; si de un lado formamos a lo mejor en muchos campos, de otro, estos profesionales se van al extranjero para percibir mejores retribuciones económicas (mejores sueldos), mejores percepciones sociales (reconocimiento social y prestigio) o mayor seguridad laboral (no estar sujetos a amenazas, coacciones, agresiones, etc.).

No parece racional que una sociedad invierta en formar a sus profesionales, que estos paguen de esta formación apenas un 5% de su costo real, y que se vayan a ejercer a otros países sin pagar como mínimo la diferencia; no debería ser normal que las necesidades se cubran con profesionales de otros países formados en universidades españolas, y que deberían contribuir a la mejora de las condiciones sociales, sanitarias, económicas de su país, que entre otras cosas, para ello les apoyamos con becas; y por supuesto, no es natural que en el lugar de los profesionales formados en España, vengan a ejercer de otros países con los que se tienen convenios de reconocimiento de titulaciones, si bien y a nivel profesional circula la duda sobre la calidad de su formación en comparación con la que se recibe o se otorga en España.

Es por tanto, que a los españoles formados en universidades españolas o becados por el estado español no se les puede dejar marchar a ejercer a otros países, salvo ausencia de trabajo, sin que paguen el costo de su formación; en realidad, si no van a servir a aquellos que le han pagado sus estudios, lógico es que a estos se les devuelva lo que han invertido.

Los extranjeros estudiantes en España y becados por nuestro Estado no pueden ejercer en nuestro país habida cuenta de que el objetivo de su formación es desarrollar su trabajo allí donde más se les necesita, su país de origen; el que se queden aquí es un acto egoísta por su parte y de cinismo por parte del estado que lo permite; amén de que explota como metrópoli lo mas importante para el desarrollo de estos países, sus recursos humanos mejor dotados y preparados.

Y por supuesto, los convenios de homologación han de ser realistas y sobre todo fiables; no pueden ser moneda de cambio político ni ayuda encubierta a situaciones políticas, ni cambios de favores pues afectan a servicios básicos de la sociedad. A este respecto recuerdo cuando se homologó el carnet de conducir entre España y otro pais, que mas da cual; un agricultor al llegar a su finca y al ver a uno de sus trabajadores chocando con bidones que le habían puesto a manera de circuito, le inquirió “que haces!, si no tienes el carnet”! a lo que el trabajador (inmigrante) contestó, “tranquilo jefe, el martes me lo manda mi hermano”!

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