lunes, 14 de junio de 2010

Crecer o Decrecer esa es la cuestión

El gobierno de Zapatero y de todos los españoles ha irrumpido en la crisis como un elefante en una cacharrería; si durante dos años ha especulado con una crisis rápida y que las locomotoras de la economía europea nos sacasen de la crisis, en los últimos dos meses anda a garrotazos para que la adormecida economía española despierte y comience a crecer.

Parece que fue ayer, cuando este gobierno y también la última etapa del gobierno capitaneado por Jose Maria se dedicaron a crear cabezas de puente en forma de reales decretos, desde las que los amigos, los compañeros, los camaradas, podían conquistar, sin despeinarse, los pingues beneficios del milagro económico Español, basado en la especulación del mercado inmobiliario y la gestión de fondos operativos, de cohesion, de garantía o sociales que de todos había.

Mientras hacíamos esto y nos creíamos el rey Midas pidiendo un sitio en la historia y en las mesas que comienzan por “G”; y nuestro gobierno jugaba a ser Gaspar, de los tres, el rojo de los magos de oriente dando oro a diestro y siniestro para las on”G” que fueran más amigas, mas ocurrentes, más escandalosas o simplemente más “in”; nuestra economía ensoñarrada bostezaba entre cómo conseguir una subvención o una recalificación o un contrato publico o un servicio público o una planta de energética subvencionada.

La crisis ayudada por una economía que bosteza y una política super-fashion, en la que el empresario no especulativo esta sucumbiendo al no poder competir en igualdad, con el glamur, el palo del 12, el botox, los trajes de Armani, el seso apasionado y las recalificaciones rápidas; no ha podido con los contratos a dedo, con la competencia desleal nacida de las empresas publicas metidas a privadas con pérdidas a descontar de impuestos, las subvenciones arbitrarias y descontroladas.

Y tras cortar el grifo de la producción real (no especulativa) las medidas del gobierno cortan el grifo del gasto privado y del gasto público (reducción de sueldos, pensiones e inversiones); y por si esto no fuera suficiente ahora venimos a flexibilizar el despido que no se trata de flexibilizar la contratación sino de hacer para el empresario más barato y fácil el despido.

Entiendo que los trabajadores no estén contentos, pero que los empresarios tampoco lo estén resultaría paradójico si no fuera porque los que tenemos empresas lo que queremos es trabajar es vender, es comprar, es luchar en igualdad de condiciones por el mercado; al igual que los trabajadores en general no están por ver cuánto cobran por despido, sino saber que cometido desempeñaran, en que van a trabajar mañana. Creo que los únicos que deben estar contentos con estas medidas son los antisistema y todos aquellos que propugnan un cambio de modelo económico, como si este fuese único y definido por su propia naturaleza.

Pues bien el cambio ha llegado y entre “crecer o no crecer esa es la cuestión” nuestro gobierno ha decidido no crecer, que al fin y al cabo el decrecimiento es más sostenible que el crecimiento, ah y menos contaminante, seguramente será más igualitario y más fraternal, entre otras.


,

No hay comentarios: