lunes, 21 de diciembre de 2009

Nosotros estuvimos allí, desperezando al pueblo

Otros compañeros y un servidor estuvimos en la Plaza Mayor de El Ejido para apoyar la concentración por la transparencia en la gestión de El Ejido, para hacer ver la situación anormal  de que el alcalde esté entre rejas (sí amigos: hay quien sigue queriéndonos hacer ver que todo sigue igual), y porque no decirlo: para seguir construyendo un sueño.


Hablan los titulares de 500, de 700 personas. Hablan de que despertó el pueblo de El Ejido. Yo estuve allí, y desde luego el mérito de concentrar ciudadanos no fue nuestro (ni mucho menos de IU o PP: si esto lo convoca algún partido no va ni el Tato, y a nuestra experiencia me remito), pero muchos ciudadanos a las 12 del mediodía no se habían levantado o estaban de compras en el Capo o en el Aroski, y allí no llegó a haber más de 300 personas seguro.

Me comentaban amigos del pueblo y conocedores de sus compañeros, que apenas había trabajadores de Elsur, para lo mal que lo están pasando....  Otros compañeros de mi sector se alegraron de ver gente de fuera de El Ejido apoyando, y también me dice otro compañero de filas que allí estaba el hermanísimo del alcalde (oteando el horizonte en busca del miedo, diría yo).

A lo que voy: seguro que hoy hay menos miedo que antesdeayer en El Ejido, seguro que el pueblo está despertando de su letargo, pero todavía queda mucho camino por andar.

No está mal que surjan plataformas cívicas como expresión del hartazgo ante la situación y ante la deslegitimización de los partidos, ¿o acaso nos olvidamos de que partido venía el alcalde y no sospechamos todos que en los partidos mayoritarios hay mucha gente que tiene mucho que callar?, pero es necesaria una acción política de los Ciudadanos para los Ciudadanos que luche contra la dejadez y reparto de favores de los políticos actuales, sobre todo en el ámbito municipal como el de El Ejido, donde muchos puestos de trabajo están engarzados en compromisos donde se entremezcla lo familiar y lo político, siempre con el Chato y su entorno en algún eslabón de la cadena.

Mientras tanto.... seguimos esperando que venga el Tato para trabajar en contra de toda esta dejadez que nos rodea en cada pueblo y ciudad de esta España, y que nos duele a todos por los cuatro costados.

2 comentarios:

Jose L RAya dijo...

No estuve en ese acto, pero me parece que los ciudadanos donde deben pedir la dimisión de un “electo” (alcalde, concejal, parlamentario, etc…) es en las urnas y no en la calle; siempre entendí que el escaño o el acta es personal y no del partido y por tanto rasgarse las vestiduras porque un miembro de partido es un tránsfuga y cambia el sentido del voto, dando alcaldía o gobierno a la oposición, no es de recibo.
Nuestros “electos” son legislativo, si quieren cambiar algo, que cambien las leyes buscando el sentido ético o moral de la función pública; que cambien las leyes en la aritmética del sentido común y no la aritmética del voto fácil; que cambien las leyes para ser servidores y no servirse del cargo.
Lo más grave del asunto “El Ejido” es que seguramente el alcalde no cometió ningún delito (salvo que no haya pagado iva por lo embolsado, o las facturas no fuesen correctas), seguramente todo lo que ha hecho ha sido moralmente despreciable, al igual que es moralmente condenable que los ciudadanos de El Ejido y del Roquetas y de Almeria y de Vera, y de tantos y tantos sitios, tengamos que soportar que para gestionar un ayuntamiento nuestros “electos” tengan que crear empresas mixtas, tener liberados y asesores y todo un circo de individuos cobrando de las arcas municipales, en definitiva de lo que pagamos los ciudadanos, y que los ciudadanos sigamos votando a señores que necesitan una cohorte de bufones, meninas, galgos y podencos para sacar adelante un ayuntamiento.

Benito Ortega dijo...

Esta muy bien que el acta de concejal sea personal, pero el problema también radica en que al contrario de lo que mucha gente piensa al alcalde no lo eligen los ciudadanos, sino que lo proponen y votan la asamblea de concejales electos.

(Algo parecido al presidente del gobierno: de facto se elige a uno de los cabeza de cartel, pero legalmente lo propone el Rey y lo votan los diputados).

Por lo tanto, los ciudadanos se confunden al pedir al alcalde que se vaya porque creen que lo han puesto ellos sólamente. Por supuesto, es gracias a su voto que el alcalde está ahí, pero tendrían que pedir que se cambie la ley electoral para que los cargos electos (o al menos los presidentes y alcaldes) se elijan por sufragio directo y no indirecto.